01/01/2025

Volumen 29 – Julio 13, 1931

“Ahora tú debes saber hija mía, que el pasaporte para entrar en mi reino es la voluntad resuelta de no hacer jamás la propia voluntad, incluso a costo de la propia vida y cualquier sacrificio. Este acto decidido y verdadero, es como la firma que pone sobre el pasaporte para partir al reino de mi Divina Voluntad, y mientras la criatura firma para partir, Dios firma para recibirla; esta última tendrá tanto valor que todo el Cielo irá a su encuentro para recibirla en el reino del Fiat Divino en el cual ellos viven, y serán todo ojo sobre esta criatura que desde la tierra tiene por vida y por reino la misma Voluntad que ellos tienen en el Cielo. Pero no basta el pasaporte, sino se
debe estudiar la lengua, los modos, las costumbres de este reino divino, y éstos son los conocimientos, las prerrogativas, las bellezas, el valor que contiene mi Voluntad, de otra manera estaría como extranjera, no tomaría amor ni sería amada; si no se sacrifica en estudiar para poder hablar con este mismo lenguaje, y no se adapta a las costumbres de aquellos que viven en este reino tan santo, vivirá aislada, porque no entendiendo la apartarán, y el aislamiento no hace feliz a ninguno. Además se necesita pasar del estudio a la práctica de lo que se ha aprendido, y después de una larga práctica, al final viene declarada ciudadana del reino de mi Divina Voluntad, y entonces disfrutará todas las felicidades que hay en un reino tan santo, es más, serán propiedad suya, y adquirirá el derecho de vivir en él como en su patria”.

FIAT