Hoy comenzamos otra etapa donde veremos diferentes momentos de la vida de Jesús y de María. Cada momento de sus vidas contienen una enseñanza divina, y en la catequesis de hoy veremos el gran mal de la voluntad humana.
“Hija mía, escucha a tu Mamá, ¿ves qué gran mal es hacer tu voluntad? No sólo preparas la noche a tu Jesús y a ti, sino que formas mares de amargura, de infelicidad y de miseria, en los cuales quedas tan arrollada que no sabes cómo salir de ellos. Por eso sé atenta, hazme feliz al decirme: “Quiero hacer siempre la Divina Voluntad”; día 19 del libro La reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.
La Virgen siempre habla con mucho énfasis sobre el gran mal de la voluntad humana. Es necesario para nosotros conocer el daño y la oscuridad que produce a nuestras almas una voluntad humana separada de la Voluntad de Dios.
Durante los 9 meses que la pequeñísima Humanidad de Jesús estuvo creciendo en su vientre, la Virgen nos enseña y nos da ejemplos de este gran mal de la voluntad humana, todo narrado por el mismo Jesús a Luisa en la novena de La Santa Navidad. Jesús sufre en el vientre de su madre penas inauditas e indescriptibles. Al principio es difícil imaginar que el seno virginal de María, que es Cielo y Sol a la vez para Jesús, se convierta en un martirio, en un lugar oscuro, estrecho donde apenas puede respirar.
Jesús, al ser Dios y Hombre, puso aparte los mares de alegría y de luz, y se sumergió en los mares de tinieblas, de miseria y de oscuridad que le habían preparado las criaturas. Mares que le formas con hacer tu voluntad humana.
Cada vez que haces tu voluntad formas estos mares de miseria, de oscuridad, de infelicidad, cada vez que haces actos humanos separados de la Voluntad de Dios. Estos actos humanos son como un muro que impide pasar la luz divina de Dios, el hacer actos en unión con la Divina Voluntad traerá luz a tu vida.
Por eso dice Jesús en el volumen 28, «pobrecitos, no están habituados a caminar en los campos de la luz de mi Divina Voluntad, por eso no es maravilla que su inteligencia haya quedado como deslumbrada, pero si se habitúan a mirar la luz verán claro que sólo mi amor podía llegar a tanto; y como amo tanto que se conozca mi Divina Voluntad para hacerla reinar, he querido ser exuberante en el exceso de mi amor que contenía en mi corazón».
La enseñanza divina de hoy es ser atentos en agradar a María y a Jesús diciendo continuamente: ven Voluntad Divina; porque para quien vive de Voluntad Divina todo es luz y todo se convierte en luz, aún en los momentos más difíciles, más oscuros y tristes que puedas tener.
FIAT.