La semana pasada hablamos en el primer punto de cómo hacerle compañía a María y a Jesús a través de nuestros actos llamando a la Voluntad Divina en todo.

Hoy hablaremos del segundo punto, El Primer Deber.

María explica el día 11 del libro de la Reina del Cielo lo siguiente:

El primer deber en todos tus actos sea adorar a tu Creador, conocerlo y amarlo, esto te pone en el orden de la Creación, y ven a reconocer a Aquél que te ha creado; éste es el deber más santo de cada criatura, reconocer su origen.

María realiza este primer deber tomando todo el Amor de Dios, todo ese Amor que Dios sacó fuera para cada uno de nosotros; Ella lo toma y le corresponde al Padre en nuestro nombre.

Ella, realizando este Primer Deber y teniendo como Vida la misma Vida Divina de Dios, te enseña que ahora debes cumplir también tú con este primer deber hacia tu Creador. Así, todas tus oraciones, tus obras, tus sufrimientos, queden arropados por este Primer Deber, que es reconocer a Dios en todo y en todos.

Ella fue recogiendo todo el Amor que Dios había esparcido en todo lo creado, y ofreció a Dios la correspondencia de amor dando gracias a nombre tuyo y a nombre de todos

Ahora nos asociamos a esta Voluntad Divina con nuestros actos, para hacerle compañía a Jesús y María, y darle en nuestras obras el cumplimiento de este primer deber de correspondencia a nombre nuestro y de todos.

Hoy nos quedamos con la enseñanza divina de dejar el estribillo: “Te amo, te adoro, te bendigo y te agradezco”, no solo en todo lo creado, sino también en acontecimientos y pruebas que pasen en nuestra vida. Dejar el estribillo en cosas que nos agradan o situaciones favorables y también cumpliendo con este primer deber en situaciones difíciles.

FIAT