Primer aspecto general de la vida de María. El Reino de Luz en los actos.
«El Fiat Divino continuaba extendiendo en Mí su Reino, (dice María el día 17) y para ello se servía de los más pequeños actos míos, incluso de los más indiferentes. Formaba sobre mis pequeños actos mares de luz, de gracia, de santidad. Todo es santo, todo es sagrado para quien vive de Voluntad Divina».
Este Reino de Luz divina lo puedes formar tú a través de tus actos simples, naturales y espirituales, voluntarios y no voluntarios, como el latido del corazón o el circular de la sangre, solo basta con que tú quieras hacerlo, y este Reino se irá extendiendo en ti, conquistando tu humanidad, y llenando los vacíos de amor a Dios.
Estos mares de luz, de gracia, de santidad que Dios pone en los actos de María, ella quiere dártelos a ti, pero para dártelos tiene que instruirte, tiene que enseñarte que tus actos deben estar impresos con el espíritu de sacrificio. Este sacrificio será imperceptible en la medida que des vida a la Vida Divina de Dios en ti.
Ahora mismo, en tu corazón puedes tener muchos vacíos de amor a Dios, puede estar lleno de estima propia, de falta de paz, el turbarte por cualquier nimiedad, puedes tener apegos pequeños o grandes a personas, a cosas, y esto te lleva a sentir cansancio incluso en hacer el bien.
Tienes que probar el bien del sacrificio, de tener un continuo martirio de atención, porque esta santidad se hace de cosas pequeñas, de lo simple, de lo cotidiano, de lo más sencillo, como puede ser el respirar. Todo lo que hagas debe llevar esa pureza de intención para que formes también en tus actos, como María, este Reino de Luz Divina.
No persigas ningún fin propio, solo hazlo todo por amor a Dios, porque tu querer debe morir, morir en cada acto a lo que tú quieres o deseas de las cosas, o de las personas. Extiende el Reino en ti llamándole en todo, fundiéndote en la Santa Humanidad de Jesús. Él está en ti, y tú en Él. Este es el sello de caridad perfecta, vívelo todo en Él, con Él y por Él.
La enseñanza divina de hoy es tener un continuo martirio de atención para llamar a la Divina Voluntad en tus actos, ya sea que estés llevando un proyecto grande o simplemente tu vida sea muy sencilla, o quizás estás viviendo un momento complicado en tu vida, o tal vez tienes que tomar una decisión importante.
Llama a Jesús, llama a María, y que ella te de en ese acto sus mares de gracia y de luz. Y no olvides decir Fiat para que este Reino de Luz Divina se extienda en ti, y si no quieres decir Fiat o ves que no tienes la suficiente fuerza para decirlo, llámala a ella, a María y dile: «Uno mi Fiat pobre y débil al tuyo, Mamá santa.»
FIAT.