En el último post hablamos de una enseñanza sublime de la Virgen sobre la privación y el agradecimiento, y en tener todo en Orden a Dios.

Hoy llegamos al final de estos 4 puntos importantes que Ella misma nos narra en el libro de la Reina del Cielo, pero sus enseñanzas no terminan aquí, sino que continuaremos la semana que viene con 4 aspectos generales relacionados también con su vida.

El cuarto y último punto importante del que hablaremos es el misterioso sonido del Querer Divino.

¿Cómo vivir este misterioso sonido del FIAT en todos los acontecimientos de tu vida?

Quizás no estás viviendo en un templo como María, ni en un monasterio; quizás no eres una persona consagrada, sino que estás en una casa, en un trabajo, en una comunidad de la Iglesia; pero no importa donde estés desarrollando tu vida, tú también puedes escuchar al igual que María ese sonido misterioso del Fiat en tu vida.

En el templo Ella realizó las tareas más humildes, más sencillas, cualquier sacrificio para Ella era un honor, un triunfo.

En tu vida también ocurren cosas parecidas, tienes que obedecer aunque no te guste, vives situaciones en tu hogar con tu familia o en tu trabajo que puedes pensar que son injustas o simplemente no te agradan.

Ahora tienes la enseñanza divina de saber qué hacer en esos casos con la familia, con los amigos, con los hermanos, en el trabajo; y es ver en todo a la Voluntad de Dios.

El día 14 en la Reina del Cielo, la Virgen nos habla de una campana, y esa campana que la llama, Ella escucha el sonido misterioso del Querer Divino. Ella va describiendo esa enseñanza divina de que cada situación de tu vida es una campana, una campanita que te lleva a escuchar el Fiat en todo.

Para escuchar este sonido misterioso del Fiat en los acontecimientos que te ocurren, tienes que tener como regla a la Divina Voluntad, sumergir absolutamente todo en el Mar inmenso del Fiat Divino, pensando que aquellas cosas que te pasan te llevan a la santificación.

«Yo no veía nada, todo para Mí era Voluntad de Dios, así que la campanita que me llamaba era el Fiat, Yo oía el sonido misterioso del Querer Divino que me llamaba en el sonido de la campanita, y mi corazón se alegraba y corría para ir donde el Fiat me llamaba. Mi regla era la Divina Voluntad, a mis superiores los veía como comandantes de un Querer tan santo, por eso para Mí la campanita, la regla, los superiores, mis acciones, incluso las más humildes, eran alegrías y fiestas que me preparaba el Fiat Divino, que extendiéndose también fuera de Mí me llamaba a extender su Voluntad para formar su Reino en los más pequeños de mis actos, y Yo hacía como el mar que esconde todo lo que posee y no deja ver otra cosa que agua, así hacía Yo, escondía todo en el mar inmenso del Fiat Divino, y no veía otra cosa que mar de Voluntad Divina, y por eso todas las cosas me llevaban alegrías y fiestas».

Hoy nos quedamos con la enseñanza divina de escuchar esa campanita que nos dice Fiat en cada persona, Fiat en cada situación que nos pase, Fiat en las privaciones económicas, sentimentales, de salud. Fiat en todo. Y que Su Misterioso sonido nos lleve a entrar todo siempre y continuamente en el Querer Divino de Dios.

FIAT.