Continuamos con estos actos externos de la vida de María y el Niño, donde en la normalidad de sus vidas el Fiat divino parece estar escondido.
Cuando María llevó al Niño Jesús, después de 40 días de estar en la gruta a la purificación en el templo, se encontró allí con el profeta Simeón, quien le vaticinó que una espada le atravesaría el corazón -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- fueron sus palabras en Lucas 2, versículo 34.
Con este ejemplo de su vida -la purificación-, nos enseña cómo podemos llevar la Divina Voluntad en los momentos de dolor y de sacrificio abandonándonos en Dios, y diciendo junto con Él: “Lo que quieras Tú, lo quiero yo”. Haz tuyas esas palabras en los actos pequeños y simples. Tienes que ser fiel en lo poco, para luego serlo en lo mucho.
“Escucha a tu Mamá en tus penas, en los encuentros dolorosos que también a ti no te faltan, cuando sepas que el Querer Divino quiere algún sacrificio de ti, está pronta, no te abatas, sino que repite rápidamente el querido y dulce Fiat, o sea: “lo que quieras Tú, lo quiero yo”, y con amor heroico haz que el Querer Divino tome su puesto real en tus penas, para que te las convierta en moneditas de infinito valor con las cuales podrás pagar tus deudas, incluso aquellas de tus hermanos, para rescatarlos de la esclavitud de la voluntad humana, para hacerlos entrar como hijos libres en el Reino del Fiat Divino, porque tú debes saber que el Querer Divino agradece tanto el sacrificio por Él querido de la criatura, que le cede sus derechos divinos y la constituye reina del sacrificio y del bien que surgirá en medio a las criaturas”. Día 22.
Pronunciar el querido y dulce Fiat de “si lo quieres Tú, lo quiero yo”, en las penas, en las contrariedades, en los encuentros dolorosos, en cualquier circunstancia. ¿Cuáles serán esos encuentros dolorosos? Todo aquello que va en contra de lo que quieres, pues es, en esos encuentros dolorosos, cuando tienes que pronunciar el querido y dulce Fiat.
La enseñanza divina de hoy es, una enseñanza que ya habíamos visto antes, pero que ahora a través de lo que María como maestra y Madre nos enseña se refuerza aún más, y es decir «Fiat» en todo, comenzando por las pequeñas cosas.
FIAT.