En el segundo aspecto de la vida de María veremos los designios divinos de Dios sobre ella.
María estuvo viviendo en el templo desde la edad temprana de tres años habiéndose consagrado al Señor. Ella pensó que esa sería su vida hasta que llegó el momento de casarse. Para ella fue una sorpresa cuando la Voluntad Divina se lo manifestó a través de sus superiores, comprendió que aquello era un designio divino, y Dios se sirvió de estos designios para llevar a cabo el descendimiento del Verbo.
Y ella, ¿qué hizo? A pesar de su sorpresa confió en la Voluntad Divina porque esta Voluntad jamás hubiera hecho nada para perjudicar su santidad, y con ánimo dijo Fiat. No hizo ni un solo acto de voluntad humana. No dijo nada contrario a estos designios. No hizo ningún movimiento esperando que Dios moviera todo.
Ella nos enseña que en todas las cosas lo que más nos debe importar es la Divina Voluntad, y que los designios de Dios obren sobre nosotros. Por eso nos quiere enseñar la importancia de la confianza en la Voluntad Divina, y el ánimo de decir siempre Fiat.
Puede ser que tengas apegos a cosas, a personas, o a una vida que te has formado; pero hoy, Jesús quiere llevarte por otro camino y los apegos te lo impiden.
Dios le pidió a Abraham el hijo de la Promesa, a pesar de que Él mismo se lo había dado ahora se lo estaba pidiendo. En el día 15 de la Reina del Cielo María te dice esto:
“Lo que aparentemente parecía riesgo y como extraño a la santidad de mi vida, Dios se sirvió de ello admirablemente para cumplir sus designios y concederme la gracia que Yo tanto suspiraba”.
Y dice la Virgen que a pesar de su sorpresa pronunció «Fiat», porque ella sabía que la Divina Voluntad no le habría hecho mal ni perjudicado su santidad.
El ejemplo de la Virgen nos lleva a poner en una balanza, algo bueno y santo como es el Matrimonio, pero en el otro lado, ponemos también algo bueno y santo como es la vida religiosa. Sin embargo, tenemos que entender que una de las dos opciones no es mejor que la otra, sino hacer y buscar lo que Dios quiere para ti y así no arruinar sus designios.
Dios tiene unos designios divinos para ti, para llevarlos a cabo en ti y en tu vida, y muchas veces puedes impedírselo, quizás sin darte cuenta. Por eso, tenemos que tener un continuo martirio de atención. Luisa le decía constantemente a Jesús y a María “Dame la gracia de no arruinar los designios divinos que Dios tiene para mí”.
Es importante leer la Palabra de Dios, el Libro de Cielo, acercarte a los Sacramentos, confiar y abandonarte. Hacer actos fundidos en la Humanidad de Jesús para ir tomando la luz que necesitas, y sobre todo estar en paz, porque la paz te hará ver el dedo de Dios obrando en tu vida.
La enseñanza divina de hoy es tener un continuo martirio de atención para llamar a la Divina Voluntad en tus actos. Dejar que Jesús desarrolle su Vida en ti como mejor le place, afrontar los acontecimientos según vayan llegando, y saber que esta Voluntad Divina no hará nada que pueda perjudicar tu santidad.
FIAT.