Estamos hablando, en estos breves textos, de puntos importantes de la vida de María y de cómo nos orienta y nos enseña a vivir nuestra vida en Modo Divino. Hacerle compañía con nuestros actos y cumplir con este primer Deber de Justicia, son los dos primeros pasos que nos enseña nuestra Madre del Cielo para vivir en un Querer tan santo.

Hoy hablaremos de la privación y el agradecimiento.

María nos da un ejemplo con su misma vida para enseñarnos este tercer punto de la privación y el agradecimiento.

Nos quiere mostrar lo que significa tener todo en Orden a Dios.

Ella dice en el día 13 de la Reina del Cielo que, si quieres tener esa fuerza invencible para sufrir las penas más duras, todo tiene que estar en Orden a Dios. Y esto lo irás aprendiendo en la medida que vayas conociendo estas verdades divinas y las pongas en práctica. En tu vida diaria tendrás pequeñas privaciones que serán pequeñas conquistas que podrás hacer si las vives en Orden a Dios. Viviendo esas privaciones dejando que la Divina Voluntad reine en tu alma, abandonándote y confiando en Dios, viendo todo como especialidad de su amor y siendo agradecidos.

La misma Voluntad Divina, en la medida que vivas en Ella llamándola en todos tus Actos, cumpliendo este deber de Justicia de correspondencia, confiados y abandonados, te irá llenando de mares de Gracia, de Santidad y de Luz hasta hacerte sentir feliz en las pruebas.

María, al separarse de sus padres cuando fue al templo, te muestra qué es tener todo en Orden a Dios. Es vivir todo como un regalo de Dios para ti, ésta es la clave para tener fuerza invencible y sufrir las penas más duras. Es aprender de las pequeñas privaciones de todos los días que Jesús permite en tu vida, y siempre vivir cualquier privación en agradecimiento a Dios, por todo y por todos.

Entrar en este ambiente divino del agradecimiento te llevará a ver todo en tu vida como especialidad de su Amor hacia ti.

El agradecer al Señor y poner nuestros actos en sus manos como prenda de nuestro amor, (dice María el día 13), son nuevos canales de gracias y comunicaciones que se abren entre Dios y el alma, y el homenaje más bello que se puede rendir a quien tanto nos ama. Por eso, aprende de Mí a agradecer al Señor de todo lo que dispone de ti, y en todo lo que estás por hacer sea tu palabra: “Gracias, ¡oh! Señor y pongo todo en tus manos.”

Hoy nos quedamos con la enseñanza divina de vivir las privaciones (ya sean físicas, materiales, sentimentales, no importa del índole que sean) siendo agradecidos con Dios, porque esas privaciones que vivamos nos llevarán a la Santidad Divina.

FIAT.