01/11/2025

Volumen 9 – Julio 4, 1910

“Hija mía, quise sufrir en modo especial la agonía del huerto para dar ayuda a todos los moribundos para bien morir.  Mira bien cómo se combina mi agonía con la agonía de los cristianos: Tedios, tristezas, angustias, sudor de sangre; sentía la muerte de todos y de cada uno como si realmente muriese por cada uno en particular, con esto daba a todos ayuda, consuelo, esperanza, para hacer que como Yo sentía sus muertes en Mí, así ellos pudieran tener la gracia de morir todos en Mí. Si la agonía del huerto fue en modo especial para los moribundos, la agonía de la cruz fue para ayuda del último momento, especialmente para el último respiro… distinta una de la otra: La agonía del huerto llena de tristezas, de temores, de afanes, de espantos; la agonía de la cruz, llena de paz, de calma imperturbable, y si grité tengo sed, era sed insaciable de que todos pudieran expirar en mi último respiro… y este tengo sed lo continúo gritando a todos y a cada uno, como timbre a la puerta de cada corazón: “Tengo sed de ti, oh alma. Ah, no salgas de Mí, sino entra en Mí y expira Conmigo”.

FIAT