El obrar interior debe ser la base de todo lo que hagamos fuera. Como una lámpara, que mientras más potente sea, más luz dará no solo en la habitación donde está sino también a todos los de la casa y hasta el exterior.
En nuestro interior debe formarse una rosa cuyos pétalos sean bellos, frescos y solidos; símbolo del desahogo que hace el alma interior al exterior porque teniendo vida por dentro son obras perfumadas de caridad santa.