04/10/2025

Volumen 10 – Noviembre 12, 1910

«Amor mío, Jesús, corazón  de mi corazón, si la Verónica te ofreció el lienzo, yo no quiero ofrecerte lienzos para secarte la sangre, sino que te ofrezco mi corazón, mi latido continuo, todo mi amor, mi pequeña inteligencia, el respiro, la circulación de mi sangre, los movimientos, todo mi ser para enjugarte la sangre, y no sólo de tu rostro sino de toda tu santísima Humanidad, intento desmenuzar me en tantos pedazos por cuantas son tus llagas, tus dolores, tus amarguras, las gotas de sangre que derramas, para poner en todos tus sufrimientos, dónde mi amor, dónde un alivio, dónde un beso, dónde una reparación, dónde un compadecimiento, dónde un agradecimiento, etc., no quiero que quede ninguna parte de mi ser, ninguna gota de mi sangre que no se ocupe de Ti, pero, ¿sabes oh Jesús qué recompensa quiero? Que en todas las partes de mi ser me imprimas, me selles tú imagen, a fin de que encontrándote en todo y en dónde quiera, pueda multiplicar mi amor».

FIAT