18/07/2025

Volumen 29 – Abril 2, 1931
«Hija mía, ¿ qué hago con tus penas sin tu voluntad ? No tengo qué hacer con ellas, ni podrán servirme para desarmar a la Divina Justicia, ni para aplacar mi justo enojo, porque lo más bello y precioso que tiene la criatura es la voluntad, ella es el oro, todo el resto de ella son cosas superficiales, cosas sin sustancia, y las mismas penas sin valor. En cambio si corre el hilo de oro de la voluntad espontánea en las penas, tiene virtud de cambiarlas en oro purísimo, dignas de Aquél que todo sufrió voluntariamente, e incluso la misma muerte por amor de las criaturas».
FIAT