02/02/2025

San Lucas 2, 22-40 – La Presentación del Señor.
La Reina del Cielo – Día 22
La primera vez que tu Mamá y san José salíamos juntos con el pequeño Jesús, toda la Creación reconoció a su Creador y se sintieron honrados en tenerlo en medio a ellos, y poniéndose en actitud de fiesta nos acompañaron a lo largo del camino. Llegados al templo nos postramos y adoramos a la Majestad Suprema, y después lo pusimos en brazos del sacerdote, que era Simeón, el cual lo ofreció al Eterno Padre por la salvación de todos, y mientras lo ofrecía, inspirado por Dios reconoció al Verbo Divino, y exultando de inmensa alegría adoró y agradeció al querido niño, y después del ofrecimiento profetizó y predijo todos mis dolores. ¡Oh! cómo el Fiat Supremo dolorosamente hizo sentir a mi materno corazón, con sonido vibrante, la fatal tragedia de todas las penas que habría de sufrir mi Hijo Divino. Cada palabra era espada cortante que me atravesaba, pero lo que más me traspasó el corazón, fue el oír que este celestial infante sería no sólo la salvación, sino también la ruina de muchos y el blanco de las contradicciones. ¡Qué pena! ¡Qué dolor! Si el Querer Divino no me hubiera sostenido habría muerto al instante de puro dolor. En cambio me dio vida para comenzar a formar en Mí el reino de los dolores en el reino de su misma Divina Voluntad, así que, con el derecho de madre que tenía sobre todos, adquirí también el derecho de Madre y Reina de todos los dolores. ¡Oh! sí, con mis dolores adquirí la monedita para pagar las deudas de mis hijos, y también de los hijos ingratos.
FIAT