06/02/2025

Volumen 7 – Septiembre 16, 1906

“Hija mía, la verdadera, pura y simple verdad, es el imán más potente para atraer a los corazones y disponerlos a afrontar cualquier sacrificio por amor de la verdad y de las personas que revelan esta verdad. ¿Quién ha dispuesto a los mártires a dar su sangre? La verdad. ¿Quién ha dado la fuerza para mantener la vida pura, honrada, a tantos santos en medio de tantas batallas? La verdad, y la pura verdad, simple, desinteresada. He aquí el por qué las criaturas quieren venir a ti. ¡Ah! Hija mía, en estos tristes tiempos, cómo es difícil encontrar quien manifieste esta pura verdad, aun entre el clero, religiosos, y entre las almas devotas. En su hablar y obrar se oculta siempre dentro alguna cosa de humano, de interés o de otras cosas, y la verdad es manifestada como cubierta o velada, así que la persona que la escucha no es tocada por la pura verdad, sino por el interés o por cualquier otro fin humano, en el cual ha sido envuelta la verdad, y esa persona no recibe la gracia y los influjos que contiene la verdad. He aquí el por qué de tantos sacramentos, confesiones desperdiciados, profanados y sin fruto. Si bien Yo no dejo de darles luz, pero no me escuchan porque piensan para ellos, que si dijeran la pura verdad perderían su prestigio, la benevolencia, y la naturaleza no encontraría más satisfacciones, e irían en detrimento sus intereses”.

FIAT