26/08/2025

Volumen 9 – Septiembre 2, 1910
“Estaba pensando en Jesús cuando llevaba la cruz al calvario, especialmente cuando encontró a las mujeres, que olvidó sus dolores y se ocupó en consolar, oír, instruir a aquellas pobres mujeres. Cómo todo era amor en Jesús; Él tenía necesidad de ser consolado, en cambio consuela, y en qué estado consuela, estaba todo cubierto de llagas, traspasada la cabeza por punzantes espinas, jadeante y casi muriendo bajo la cruz, y consuela a los demás, ¡qué ejemplo! ¡Qué vergüenza para nosotros, que basta una pequeña cruz para hacernos olvidar el deber de consolar a los demás! Entonces recordaba cuantas veces, encontrándome yo oprimida por los sufrimientos o por las privaciones de Jesús que me traspasaban, me laceraban de lado a lado mi interior, y encontrándome rodeada de personas, Jesús me incitaba a imitarlo en este paso de su Pasión, y yo, si bien amargada hasta la médula de los huesos, me esforzaba en olvidarme de mí misma para consolar e instruir a los demás”.
FIAT