27/02/2025

Volumen 7 – Abril 29, 1906
“Hija mía, el alma vacía es como el agua que corre siempre, y solo se detiene cuando llega al centro de donde ha salido; y así como el agua que no tiene color puede recibir en sí todos los colores que en ella se reflejen, así el alma vacía, corre siempre hacia el centro divino de dónde salió, y solo se detiene cuando llega a llenarse toda, toda de Dios, porque estando vacía nada se le escapa al Ser Divino, y como no tiene color propio recibe en sí todos los colores divinos. Ahora, solo el alma vacía, porque está vacía de todo, comprende las cosas según la Verdad, por ejemplo: La preciosidad del sufrir, el verdadero bien de la virtud, la sola necesidad de lo eterno, porque para amar una cosa es de absoluta necesidad que se odie la cosa contraria a la que se ama, y sólo el alma vacía es la que llega a tanta felicidad”.
FIAT