Todos tenemos una vida divina rehecha y reparada por Jesús. Una vida Divina que está suspendida, esperando que la criatura se vincule con la Divina Voluntad para poder tomar esta vida suspendida que Jesús nos dejó y hacerla crecer en semejanza a Él con sus verdades divinas. Algo que iremos haciendo en la medida que aprendamos a fundirnos y abandonarnos en Él.