11/06/2025

Volumen 8 – Marzo 29, 1908

“Hija mía, las almas pacíficas comen en mí misma mesa y beben de mi copa, y el Divino arquero no hace más que flecharlas continuamente, y ninguna flecha falla, todas hieren al alma amante, y el alma languidece y el Divino arquero continúa lanzándole sus flechas, las cuales, ahora la hacen morir de amor, ahora le restituyen nueva vida de amor, y el alma de sus heridas lanza dardos para herir a quien tanto la ha herido. Así que el alma pacífica es la delicia y el entretenimiento de Dios; mientras que las almas turbias, turbulentas, si el Divino arquero les manda sus flechas, éstas fallan y Él queda amargado, y estas almas forman el juego y el gusto diabólico”.

FIAT