13/02/2025

Volumen 4 – Septiembre 14, 1901
“Ahora, esto me parecía que se podría hacer también en el curso de nuestra vida para ahorrar trabajo al fuego del purgatorio, y a nosotros la pena, y así ser introducidos inmediatamente, sin ninguna dificultad, en nuestro sumo Bien Dios. Entonces me parecía que el alimento del fuego es la leña, y para estar seguro que la leña se ha convertido en fuego, es cuando se advierte que ya no produce humo. Ahora, principio y fin de todas nuestras acciones debe ser el fuego del amor de Dios; la leña que debe alimentar este fuego son las cruces, las mortificaciones; el humo que se eleva entre la leña y el fuego son las pasiones, las inclinaciones, que muy frecuentemente asoman la cabeza; entonces la señal de que todo en nosotros se ha consumido en fuego, es si nuestras pasiones están en su lugar y no sentimos más inclinaciones a todo lo que no se refiere a Dios. Parece que con esto pasaremos libremente, sin ningún obstáculo a habitar en nuestro Dios, y llegaremos aun desde acá a gozar el paraíso anticipado”.
FIAT