«Ahora, el vivir en mi Divina Voluntad es exactamente esto, sentirse correr en todo el ser, en todos los actos, la luz, la fuerza divina, la Vida de mi Voluntad, porque donde no está su Vida Obrante, aquel acto permanece sin Vida, sin Calor, sin fuerza y luz divina, está como muerto para el bien, y cuando no tiene bien adentro, se forma el mal y termina por pudrirse».
«Mi pequeña hija de mi Querer, tú te oprimes demasiado y Yo no lo quiero, al estar oprimida en medio de tantos bienes míos, haces ver que pones más atención a ti misma que a los bienes que tu Jesús te ha dado, y con ello haces ver que no has comprendido aún los dones y los bienes que tú Jesús te ha dado. Tú debes saber que cada palabra mía es un don, y por ello encierra un bien grande, porque mi palabra tiene la virtud creadora, comunicativa, formadora, y conforme viene pronunciada por Nosotros, así forma el nuevo bien para dar a la criatura».
“Por tanto no te maravilles si te señalo la Creación y a la Soberana Reina, porque debo señalarte los ejemplares más perfectos donde mi Voluntad tiene Vida perenne y donde jamás ha encontrado obstáculo a su campo de acción divina para poder obrar cosas dignas de Sí. Por eso hija mía, si quieres que mi Fiat Supremo reine como en el Cielo, que es la cosa más grande que nos queda por hacer para las humanas generaciones, haz que mi Querer tenga el puesto de soberano y que viva íntegro y permanente en ti, de todo lo demás no tengas ningún pensamiento, ni de tu incapacidad, ni de las circunstancias, ni de las cosas nuevas que pueden surgir en torno a ti, porque reinando en ti mi Querer, servirán como materia y alimento para que mi Fiat tenga su cumplimiento”.
«Hija bendita, mis actos y los de la Reina Mamá, nuestro amor, nuestra santidad, están en acto de espera continua de encerrar tus actos en medio de los nuestros, para darles la forma de nuestros actos, y poner sobre tus actos el sello de los nuestros, porque tú debes saber que los actos de la Soberana del Cielo están entrelazados con mis actos, por eso son inseparables, y quien vive en nuestro Querer Divino viene a obrar en medio a nuestro entretejido, y ahí quedan encerrados en medio a nuestros actos, los cuales los tienen en custodia como triunfo y obras del Fiat Santo, nada entra en nuestros actos si no son parto de Él».
“En cambio, el no pensar en sí mismo, sino pensar sólo en Mí, sólo en amarme, cualesquiera que sean las cosas, es luz a la mente y en ella se forma un dulce encanto divino, y este encanto divino también teje en la mente su red, y esta red está formada toda de luz, de fortaleza, de gozo, de confianza, en suma, de todos los bienes que poseo Yo mismo, y cuanto menos se piensa en sí mismo, más densa se forma esta red, así que no se reconoce más. ¡Cómo es bello ver al alma envuelta en esta red que en ella ha tejido el encanto divino, cómo es agradable, graciosa y amada por todo el Cielo!, lo contrario para el alma que piensa en sí misma”.
«Así que quien se une con los actos de nuestra Voluntad Divina, nos da ocasión de ponernos a trabajar, ¿pero para hacer qué cosa? Formar nuestra Vida con nuestro trabajo en la criatura. Tú debes saber que la criatura con elevarse en nuestra Divina Voluntad, deja todo y se reduce en su nada, esta nada reconoce a su Creador y el Creador reconoce la nada que sacó a la luz, no la nada llena de cosas que a Él no pertenecen, no, y encontrándola nada la llena del Todo».
“Precisamente Yo, y mis dedos que están en los tuyos trabajan; hija mía, cuando Yo estuve en la tierra, ¿mis manos no se abajaban a trabajar la madera, a martillar los clavos, a ayudar en los trabajos de carpintería a mi padre putativo José? Y mientras esto hacía, con esas mismas manos, con esos dedos, creaba las almas, a otras las llamaba a la otra vida, divinizaba todas las acciones humanas, las santificaba dando a cada una un mérito divino, en los movimientos de mis dedos llamaba a reseña todos los movimientos de tus dedos y de los de todas las demás criaturas, y si Yo veía que los harían por Mí o porque Yo los quería hacer en ellas, Yo continuaba mi vida de Nazaret en ellas y me sentía como pagado por parte de ellas por los sacrificios, las humillaciones de mi vida oculta, dándoles a ellas el mérito de mi misma Vida”.
«Por eso nuestra única fiesta y felicidad que tenemos sobre la tierra, es el alma que se hace poseer por el dominio de mi suprema voluntad, en ella encuentra lugar nuestra palabra, nuestra Vida, nuestras alegrías, se puede decir que la obra de nuestras manos creadoras está en el orden, donde fue establecido por nuestra sabiduría infinita, esto es en nuestra Divina Voluntad, está en su puesto de honor. Por el contrario quien se hace dominar por la voluntad humana, está en el desorden y es nuestro continuo fallo de nuestra obra creadora».
Y Jesús: “Hija mía, para el alma que hace mi Voluntad y vive en mi Querer no hay ni existen muertes. La muerte está para quien no hace mi Voluntad, porque debe morir a tantas cosas: a sí mismo, a las pasiones, a la tierra; pero quien hace mi Voluntad no tiene a que cosa morir, ya está habituado a vivir de Cielo, no es otra cosa que dejar sus harapos, como uno que dejara los vestidos de pobre para vestirse con las vestiduras de rey para dejar el exilio y llegar a la patria, porque el alma que hace mi Voluntad no está sujeta a la muerte, no tiene juicio, su vivir es eterno, lo que debía hacer la muerte lo ha hecho anticipadamente el amor, y mi Querer la ha reordenado toda en Mí, de manera que no tengo de qué juzgarla. Por eso estate en mi Voluntad, y cuando menos lo pienses te encontrarás en mi Voluntad en el Cielo”.
Me siento morir por el dolor y voy repitiendo frecuentemente mi estribillo: Pobres hermanos míos, pobres hermanos míos. Jesús ha acrecentado mi dolor haciéndome ver la tragedia de la guerra. «No puedo más, quiero terminar con esto, tú harás mi Querer, ¿no es verdad?»
Cierto, como Tú quieras, ¿pero puedo acaso olvidar que son tus hijos salidos de tus mismas manos?
Y Jesús: «Pero estos hijos me hacen sufrir mucho, y no sólo quieren matar a su propio Padre, sino que se quieren volver homicidas de ellos mismos. Si tú supieras cuánto me hacen sufrir, tú te uniformarías Conmigo»
«El todo está en el estado al cual han llegado las almas con mi gracia, por ejemplo: Si Yo fuera a un alma principiante, o bien que no haya llegado a la posesión de Mí como si fuera todo suyo, poco o nada me haría, no tendría aquel atrevimiento, aquella confianza de desarmarme, de atarme como le plazca. Éstas están ante Mí todas tímidas, y con razón, porque no han entrado en Mí como dueñas para poder disponer como quieran, en cambio, el alma cuando ha llegado a poseerme es atrevida, confiada, conoce todos los secretos divinos y puede decirme, y con razón: «Si eres mío, quiero hacer lo que quiero».
Y yo: «Cierto Señor, debería comportarme en todo como me has enseñado Tú mismo.. Contigo puedo todo, sin Ti no puedo nada».
“Hija mía, conforme vas repitiendo lo que te he enseñado, así me siento herido por mi mismo amor; cuando te lo enseñé Yo, te herí a ti con mi eterno amor, cuando me lo repites tú, me hieres a Mí, y aún con solo recordar mis palabras y enseñanzas, son heridas que me das. Si me amas, hiéreme siempre”.
«Hija mía, tú jamás estás sola en tus actos, tienes a la Mamá Celestial junto contigo, que no sólo te circunda, sino que con la luz de sus virtudes alimenta tu acto para darle la vida, porque tú debes saber que la Soberana Reina, desde su Inmaculada Concepción, fue la primera y única criatura que formó el anillo de conjunción entre el Creador y la criatura, roto por Adán».
“Hija mía, mi Amor siente una irresistible necesidad de que se multipliquen las almas que viven de mi Querer, porque estas almas son los lugares de mis reencuentros. Mi Amor quiere hacer el bien a todos, pero las culpas me impiden verter sobre ellas mis beneficios, por eso voy buscando a estas almas, y como en estas almas no soy impedido de derramar mis gracias, las derramo, y por medio de estas almas toman parte los pueblos y las personas que las circundan. Por eso, por cuantas más encuentros de tal género tenga en la tierra, tanto más desahogo tiene mi Amor y más se derrama en beneficios en pro de la humanidad”.
“La vida humana es un juego: quién juega el placer, quién el dinero y quién la propia vida, y tantos otros juegos que hacen. También Yo me deleito de jugar con las almas, ¿pero cuáles son estos juegos que hago? Son las cruces que envío, si las reciben con resignación y me lo agradecen, Yo me recreo y juego con ellas, complaciéndome inmensamente, recibiendo por ello gran honor y gloria y a ellas les hago hacer grandes adquisiciones”.
(1) Esta mañana, encontrándome fuera de mí misma me he encontrado con el niño Jesús en brazos, rodeada de varias personas devotas, sacerdotes, muchos de los cuales estaban atentos a la vanidad, al lujo y a la moda, y parecía que decían entre ellos aquel dicho antiguo: “El hábito no hace al monje”. Y el bendito Jesús me ha dicho: (2) “Amada mía, ¡oh! cuán defraudado me siento por la gloria que me debe la criatura, y que con tanta desfachatez me niega, y hasta por las personas que se dicen devotas”. (3) Yo al oír esto he dicho: “Querido de mi corazón, recitemos tres Gloria Patri poniendo la intención de dar toda la gloria que debe la criatura a vuestra Divinidad, así recibirá al menos una reparación”. (4) Y Él: “Sí, sí, recitémoslas”.
«Hija mía, si la voluntad no quiere otra cosa que a Mí solo, si la inteligencia no se ocupa de otra cosa que de conocerme a Mí, si la memoria no se recuerda de otra cosa sino sólo de Mí, he aquí consumadas las tres potencias del alma en el amor. Así también de los sentidos: Si habla sólo de Mí, si escucha sólo lo que se refiere a Mí, si se gustan sólo las cosas mías, si se obra y se camina sólo por Mí, he aquí la consumación del amor formada en los sentidos».
“Hija mía, las criaturas, en casi todos los eventos que suceden, van repitiendo y diciendo siempre: ¿Y por qué? ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué este estado de ánimo? ¿Por qué este castigo? Y tantos otros ¿por qué? La explicación del ¿por qué? no está escrita en la tierra sino en el Cielo, y allá la leerán todos. ¿Sabes tú qué cosa es el por qué? Es el egoísmo que da alimento continuo al amor propio. ¿Sabes tú dónde fue creado el por qué? En el infierno. ¿Quién fue el primero en pronunciarlo? Un demonio. Los efectos que produjo el primer ¿por qué? fueron la pérdida de la inocencia en el mismo Edén, la guerra de las pasiones implacables, la ruina de muchas almas, los males de la vida. La historia del ¿por qué? es larga, basta decirte que no hay mal en el mundo que no tenga la marca del ¿por qué? El ¿por qué? es destrucción de la sabiduría divina en las almas. ¿Y sabes tú dónde será sepultado el por qué? En el Infierno, para dejar a todos los condenados intranquilos eternamente, sin darles jamás paz. El arte del ¿por qué? es hacer la guerra a las almas sin jamás darles tregua”.
“Hija mía, para quien hace mi Voluntad no existe pasado ni futuro, sino que todo está en acto presente, y así como todo lo que hice y sufrí está todo en acto presente, así que si quiero dar satisfacción al Padre, o hacer el bien a las criaturas, puedo hacerlo como si en acto estuviera sufriendo y obrando; así lo que puede sufrir o hacer la criatura en mi Voluntad, se unifica ya en mis penas y en mis obras y se hacen una sola, y el alma cuando quiere testimoniarme su amor con sus penas, puede tomar las penas sufridas otras veces, que están en acto, y dármelas para duplicar su amor, sus satisfacciones hacia Mí; y Yo al ver el ingenio de la criatura que pone como en un banco para multiplicar sus actos y ganar intereses para darme amor y satisfacciones, para enriquecerla mayormente y no dejarme vencer en amor, le daré mis penas, mis obras multiplicadas, para darle amor y hacerme amar”.
“Las columnas sobre las cuales debes apoyarte para poder vivir con plena seguridad, una es mi Voluntad: En mi Voluntad no puede haber pecados; mi Voluntad hace pedazos todas las pasiones y pecados, más bien los pulveriza hasta destruir sus mismas raíces. Apoyada en la columna de mi Voluntad, las tinieblas se cambiarán en luz, las dudas en certeza, la esperanza en posesión. La segunda columna sobre la cual debes apoyarte es la voluntad firme y atención continua a no ofenderme, aun mínimamente; disponer tu propio querer a sufrir todo, a afrontar todo, a someterse a todos antes que desagradarme. Cuando el alma ve que está continuamente apoyada sobre estas columnas, que forman más que su propia vida, puede vivir más segura que si viviera en continuos favores míos. Mucho más que este estado tuyo lo permito para disponerte a partir de esta tierra”.
“Hija mía, las criaturas, en casi todos los eventos que suceden, van repitiendo y diciendo siempre: ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué este estado de ánimo? ¿Por qué este castigo? Y tantos otros ¿por qué? La explicación del ¿por qué? no está escrita en la tierra sino en el Cielo, y allá la leerán todos. ¿Sabes tú qué cosa es el por qué? Es el egoísmo que da alimento continuo al amor propio. ¿Sabes tú dónde fue creado el por qué? En el infierno. ¿Quién fue el primero en pronunciarlo? Un demonio. Los efectos que produjo el primer ¿por qué? fueron la pérdida de la inocencia en el mismo Edén, la guerra de las pasiones implacables, la ruina de muchas almas, los males de la vida. La historia del ¿por qué? es larga, basta decirte que no hay mal en el mundo que no tenga la marca del ¿por qué? El ¿por qué? es destrucción de la sabiduría divina en la almas. ¿Y sabes tú dónde será sepultado el por qué? En el Infierno, para dejar a todos los condenados intranquilos eternamente, sin darles jamás paz. El arte del ¿por qué? es hacer la guerra a las almas sin jamás darles tregua”.
“Hija mía, quien mucho habla es señal de que está vacío en su interior, mientras que quien está lleno de Dios, encontrando más gusto en su interior no quiere perder aquel gusto, le cuesta trabajo hablar y sólo por necesidad habla, y aun hablando no se aparta jamás de su interior, y trata, por cuanto está en él, de imprimir en los otros lo que siente en sí. Mientras que quien mucho habla no sólo está vacío de Dios, sino que con su mucho hablar trata de vaciar de Dios a los demás”.
“El alma mientras reposa en mi Voluntad está siempre pegada a mi boca, y de ella absorbe en si misma la Vida Divina, formando de Ella su alimento continuo. La Voluntad de Dios es el paraíso del alma en la tierra, y el alma que hace la Voluntad de Dios viene a formar el paraíso a Dios sobre la tierra”.
«Hija mía, tú debes saber que los actos hechos en mi Divina Voluntad son imperecederos e inseparables de Dios, y permanecen como continuo recuerdo de que el alma ha tenido el bien de obrar junto con una Voluntad Divina, y que Dios ha tenido junto con Él a la criatura para hacerla obrar con su misma Divina Voluntad».
“Hija mía, tu alma debe tratar de tener el vuelo del águila, es decir, morar en lo alto, sobre todas las cosas bajas de esta tierra, y tan alto, que ningún enemigo la pueda dañar, porque quien vive en lo alto puede herir a los enemigos, pero no ser herida. Y no sólo debe vivir en lo alto, sino que debe tratar de tener pureza y agudeza de ojos similares a los del águila. Así, teniendo esta vista y viviendo en lo alto, con la agudeza de su vista penetra las cosas divinas, no de paso, sino masticándolas hasta hacer de ellas su alimento predilecto, disgustándose de cualquier otra cosa, pero también penetra las necesidades del prójimo y no teme descender entre ellos y hacerles el bien, y si es necesario pone su propia vida. Y con la pureza de la vista, de dos amores hace uno, el amor de Dios y el amor del prójimo, haciéndolo todo por Dios, tal debe ser el alma si quiere agradarme”.
“Hija mía, el honor más grande que la criatura puede dar a Dios como creador, es el de depender en todo de su Voluntad Divina, y el Creador viendo que la criatura hace su deber de criatura hacia el Creador, le comunica su Gracia.”
“Hija Mía, La Unión de las obras humanas con las mías, es garantía para salvarse, porque si dos personas trabajan en un mismo terreno, el trabajar en aquel terreno es garantía de que ambas deberán cosechar; así quien une sus obras con las mías, Es como si trabajara en mi mismo terreno, por lo tanto, ¿ no deberá cosechar en mi reino? ¿ tal vez deberá trabajar junto Conmigo en mi terreno, y deberá cosechar en un reino extraño a Mí? ¡Ciertamente que no!”
Encontrándome fuera de mí misma, veía al padre con dificultades respecto a la gracia que quiere, y Jesús bendito otra vez con San José le decían: “Si te pones a la obra, todas tus dificultades desaparecerán, y se caerán como escamas de pez”.
«En cuanto el alma comienza a desearme, Yo quedo ya concebido, cuanto más se adentra en el deseo, así me voy agrandando en el ama, cuando este deseo llena todo el interior y llega a desbordar fuera, entonces renazco en todo el hombre, esto es, en la mente, en la boca, en las obras y en los pasos».
“Hija mía, ven junto a Mí y encontrarás el camino a Jesús, es más, quiero enseñarte el secreto para poder estar siempre con Jesús y para vivir siempre contenta y feliz aun sobre esta tierra, y éste es, tener fijo en tu interior que sólo Jesús y tú están en el mundo, y nadie más, y sólo a Él debes agradar, complacer y amar, y sólo de Él debes esperar ser amada y contentada en todo. Estando en este modo tú y Jesús, no te hará más impresión si estarás circundada de desprecios o alabanzas, de parientes o extraños, de amigos o enemigos, sólo Jesús será todo tu contento y sólo Jesús te bastará por todos. Hija mía, hasta en tanto que todo lo que existe acá abajo no desaparezca del todo del alma, no se puede encontrar verdadero y perpetuo contento”.
“Sin embargo lo que hace más querida al alma, más bella, más amable, más íntima en el Ser Divino, es la perseverancia en este modo de comportarse, volviéndola inmutable junto con el inmutable Dios; porque si hoy hace y mañana no; si una vez tiene un fin, y otra vez otro; hoy trata de agradar a Dios, mañana a las criaturas, es imagen de quien hoy es reina y mañana es vilísima sierva, hoy se alimenta de exquisitos alimentos y mañana de porquerías”.
“Ahora, esto me parecía que se podría hacer también en el curso de nuestra vida para ahorrar trabajo al fuego del purgatorio, y a nosotros la pena, y así ser introducidos inmediatamente, sin ninguna dificultad, en nuestro sumo Bien Dios. Entonces me parecía que el alimento del fuego es la leña, y para estar seguro que la leña se ha convertido en fuego, es cuando se advierte que ya no produce humo. Ahora, principio y fin de todas nuestras acciones debe ser el fuego del amor de Dios; la leña que debe alimentar este fuego son las cruces, las mortificaciones; el humo que se eleva entre la leña y el fuego son las pasiones, las inclinaciones, que muy frecuentemente asoman la cabeza; entonces la señal de que todo en nosotros se ha consumido en fuego, es si nuestras pasiones están en su lugar y no sentimos más inclinaciones a todo lo que no se refiere a Dios. Parece que con esto pasaremos libremente, sin ningún obstáculo a habitar en nuestro Dios, y llegaremos aun desde acá a gozar el paraíso anticipado”.
“¿Sabes qué quiero de ti? Te quiero en todo similar a Mí, así en el obrar como en la intención; quiero que seas respetuosa con todos, porque respetar a todos da paz a sí mismo y paz a los demás; que te tengas como la mínima de todos, y que todas mis enseñanzas las rumies siempre en tu mente y las conserves en tu corazón, a fin de que en las diversas ocasiones las encuentres siempre listas para servirte de ellas y ponerlas en ejecución, en suma, quiero que tu vida sea un desbordamiento de la mía”.
“Le he preguntado a Jesús qué cosa era esa perla, que mientras parecía tan pequeña expandía tanta luz. Y Jesús: “Es la pureza de tu sufrir, porque aunque es pequeño, pero como sufres sólo por amor mío y estarías dispuesta a sufrir más si Yo te lo concediera, esta es la causa de tanta luz. Hija mía, la pureza en el obrar es tan grande, que quien obra con el único fin de agradarme a Mí solo, no hace otra cosa que mandar luz en todo su obrar. Quien no obra rectamente, aun el bien, no hace otra cosa que esparcir tinieblas”.
“Hija mía, la vida del hombre es vapor, y así como al vapor es sólo el fuego el que lo hace caminar, y a medida de que el fuego sea vivo y mucho, así corre más veloz, y si es poco camina a paso lento, y si está apagado queda detenido; así el alma, si el fuego del amor de Dios es mucho, se puede decir que vuela sobre todas las cosas de la tierra, y siempre corre y vuela a su centro que es Dios; ahora, si es poco se puede decir que camina con dificultad, arrastrándose y enfangándose de todo lo que es tierra; si está apagado queda detenida, sin vida de Dios en ella, como muerta a todo lo que es divino”.
“Pero lo que más me hace temer es la lengua, que frecuentemente me hace faltar en la caridad hacia el prójimo”. Y Jesús: “No temas, te enseñaré Yo mismo el modo que debes tener al hablar con el prójimo»: La primera cosa: Cuando se te dice algo respecto al prójimo, hecha una mirada sobre ti misma y observa si tú eres culpable de ese mismo defecto, y entonces el querer corregir es un querer indignarme y escandalizar al prójimo. La segunda: Si tú te ves libre de aquel defecto, entonces elévate y busca hablar como habría hablado Yo, así hablarás con mi misma lengua. Haciendo así jamás faltarás en la caridad del prójimo, es más, con tus palabras harás bien a ti, al prójimo, y a Mí me darás honor y gloria”.