“Hija mía, tú aún no sabes bien qué significa ser elegida víctima. Yo con ser víctima encerré en Mí todo el obrar de las criaturas, sus satisfacciones, reparaciones, adoraciones y agradecimientos, así que por todos y por cada uno Yo hice lo que ellos tenían que hacer. Así que tú siendo víctima, es inútil compararte con los demás, pues debiendo encerrar en ti no el modo de uno, sino la variedad del modo de cada uno, y debiendo hacerte suplir por todos y por cada uno, por consecuencia debo darte la gracia, no que doy a uno solo, sino la gracia que equivalga a la que doy a todo el conjunto de las criaturas. Por lo tanto, también el amor”.
«Hija mía, un amor interrumpido jamás puede ser heroico, porque con no ser continuo forma muchos vacíos en la criatura, los cuales producen debilidad, frialdad, y casi están en acto de apagar la llama encendida, y por eso le quitan la fortaleza del amor, que con su luz hace comprender a quién es que ama, y con su calor mantiene encendida la llama que produce el heroísmo del verdadero amor, tanto, que se siente feliz de dar la vida por Aquél que ama».
“Hija mía, donde hay amor hay vida, y no vida humana sino vida divina; así que todas las obras, aun buenas y no hechas por amor, son como un fuego pintado que no da calor, o como agua pintada que no quita la sed y no purifica. ¡Oh! cuántas obras pintadas, o bien muertas van siendo hechas por las personas, aún por aquellas consagradas a Mí, porque sólo el amor es el que contiene la vida, ninguna otra cosa contiene tanta potencia de dar vida a todo, es más, sin el amor todo está muerto”.
“Hija mía, si además del alimento del amor me das el pan de tu paciencia, porque el amor paciente y sufriente es alimento más sólido, más sustancioso y tonificante, porque si el amor no es paciente se puede decir que es amor vacío, ligero y sin ninguna sustancia, así que se puede decir que faltan las materias necesarias para formar el pan de la paciencia. Por eso si tú me das este pan, Yo te daré el pan dulce de la gracia”.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14Volumen 4 – Julio 31, 1902
“Hija mía, la verdadera caridad debe ser desinteresada por parte de quien la hace, y por parte de quien la recibe, y si existe el interés, ese fango produce un humo que ciega la mente e impide recibir el influjo y los efectos de la caridad divina. He aquí por qué en tantas obras, aun santas que se hacen, tantos cuidados caritativos que se realizan, se siente como un vacío y no reciben el fruto de la caridad que hacen”.
Esta mañana el bendito Jesús se hacía ver en mi interior en acto de recrearse y aliviarse de tantas amarguras que le dan las criaturas, y ha dicho estas simples palabras: “Tú eres mi Paraíso en la tierra, mi consuelo”. Y ha desaparecido.
“Hija mía, mi Divina Voluntad corre siempre como acto primero de vida hacia la criatura, y corre para felicitarla, para abrazarla, para vaciarla del peso de todos los actos humanos, porque todo lo que no es Voluntad mía en la criatura, es duro, pesado y oprimente, y Ella vacía todo lo que es humano y con su soplo vuelve ligera cualquier cosa . Por eso la señal si el alma vive en mi Divina Voluntad, es si siente en sí la felicidad, porque Ella es por naturaleza feliz, y no puede dar a quien vive en ella la infelicidad, porque no la posee, y no puede ni quiere cambiar naturaleza”.
“Hija mía, no hay cosa que pueda superar al amor, ni la doctrina, ni la dignidad, mucho menos la nobleza ¿pero quién llega a hacerme su propio objeto? El amor. ¿Quién llega a comerme como se hace con un alimento? El amor. Quien ama me devora; quien me ama, en cada partícula de su ser encuentra fundido mi Ser. Hay diferencia entre quien me ama de verdad y los demás, de cualquier condición o cualidades que sean, la diferencia es como la que hay entre quien conoce un objeto precioso, lo aprecia, lo estima, pero no es cosa suya, y entre quien posee aquel objeto precioso como propio. Así que el amor suple la doctrina y la supera, suple a la dignidad y supera todas las dignidades, dándole la dignidad divina, suple por todo y supera todo”.
«Hija mía, todo lo que tú sufres en los brazos, en las piernas y en el corazón, ofrécelo junto con los sufrimientos de mis miembros recitando cinco gloria patri, y ofrécelo a la divina justicia por la satisfacción de las obras, de los pasos, y de los malos deseos de los corazones, que continuamente son cometidos por las criaturas.»
“Estaba pensando en Jesús cuando llevaba la cruz al calvario, especialmente cuando encontró a las mujeres, que olvidó sus dolores y se ocupó en consolar, oír, instruir a aquellas pobres mujeres. Cómo todo era amor en Jesús; Él tenía necesidad de ser consolado, en cambio consuela, y en qué estado consuela, estaba todo cubierto de llagas, traspasada la cabeza por punzantes espinas, jadeante y casi muriendo bajo la cruz, y consuela a los demás, ¡qué ejemplo! ¡Qué vergüenza para nosotros, que basta una pequeña cruz para hacernos olvidar el deber de consolar a los demás! Entonces recordaba cuantas veces, encontrándome yo oprimida por los sufrimientos o por las privaciones de Jesús que me traspasaban, me laceraban de lado a lado mi interior, y encontrándome rodeada de personas, Jesús me incitaba a imitarlo en este paso de su Pasión, y yo, si bien amargada hasta la médula de los huesos, me esforzaba en olvidarme de mí misma para consolar e instruir a los demás”.
“Hija mía, cuando un río está expuesto a los rayos del sol, viendo dentro de él se ve el mismo sol que está en el cielo, pero esto sucede cuando el río está calmado, sin que ningún viento perturbe las aguas; pero si las aguas están turbadas, a pesar de que el río está todo expuesto al sol, nada se ve, todo es confusión. Así el alma cuando está expuesta a los rayos del Sol Divino, si está calmada advierte el Sol divino en sí misma, siente el calor, ve la luz y comprende la verdad; pero si está turbada, a pesar de que lo tiene en sí misma, no siente otra cosa que confusión y turbación. Por eso considera a la paz como el más grande tesoro, si ansías estar unida Conmigo”.
Evangelio del domingo Lc.13, 22-30 – Volumen 14 – Noviembre 6, 1922
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
Jesús le respondió: «Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’.
Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera.
Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos».
“Hija de mi Querer Divino, quiero hacerte conocer todas las particularidades con las cuales fue creado el hombre, para hacerte comprender el exceso de nuestro amor y el derecho de nuestro Fiat de reinar en él. Tú debes saber que la condición del amor de nuestro Ser Divino en la creación del hombre, era la necesidad de amarlo, porque todo lo que le dimos no quedó separado de nosotros, sino fundido en nosotros”.
“Las columnas sobre las cuales debes apoyarte para poder vivir con plena seguridad, una es mi Voluntad: En mi Voluntad no puede haber pecados; mi Voluntad hace pedazos todas las pasiones y pecados, más bien los pulveriza hasta destruir sus mismas raíces. Apoyada en la columna de mi Voluntad, las tinieblas se cambiarán en luz, las dudas en certeza, la esperanza en posesión. La segunda columna sobre la cual debes apoyarte es la voluntad firme y atención continua a no ofenderme, aun mínimamente; disponer tu propio querer a sufrir todo, a afrontar todo, a someterse a todos antes que desagradarme. Cuando el alma ve que está continuamente apoyada sobre estas columnas, que forman más que su propia vida, puede vivir más segura que si viviera en continuos favores míos. Mucho más que este estado tuyo lo permito para disponerte a partir de esta tierra”.
“Hija mía, el sol es como un símbolo de la gracia, el cual donde encuentra vacío, aunque fuera una caverna, un subterráneo, una fisura, un agujero, con tal que estén vacíos y haya alguna pequeña abertura para entrar, entra y todo lo llena de luz. Así es mi gracia, más que sol majestuoso envuelve a todas las criaturas con su benéfico influjo, pero no entra sino sólo en los corazones vacíos, y por cuanto vacío encuentra, tanta luz hace penetrar dentro de los corazones. Pero, ¿cómo se forman estos vacíos? La humildad es la pala que excava y forma el vacío; el desapego de todo, aun de sí mismo, es el vacío mismo; la ventana para hacer entrar la luz de la gracia en este vacío es la confianza en Dios y la desconfianza de sí mismo. La custodia que guarda la luz y la engrandece, es la paz”.
«Hija mía, quién hace mi Voluntad y vive en Ella, forma en su alma el libro del Fiat Divino, pero este libro debe de estar lleno, no vacío, o bien alguna página escrita, si no está lleno terminará pronto de leerlo, y no teniendo que leer se ocupará de otra cosa, y entonces la Vida de mi Divina Voluntad será interrumpida y como destrozada en la criatura. En cambio si está lleno, tendrá siempre que leer, y si parece que termina Yo agregaré otras páginas más sublimes para hacer que jamás te falte la vida, el conocimiento siempre nuevo y el alimento sustancioso de mi Querer Divino».
“Hija mía, las criaturas, en casi todos los eventos que suceden, van repitiendo y diciendo siempre: ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué este estado de ánimo? ¿Por qué este castigo? Y tantos otros ¿por qué? La explicación del ¿por qué? no está escrita en la tierra sino en el Cielo, y allá la leerán todos. ¿Sabes tú qué cosa es el por qué? Es el egoísmo que da alimento continuo al amor propio. ¿Sabes tú dónde fue creado el por qué? En el infierno. ¿Quién fue el primero en pronunciarlo? Un demonio. Los efectos que produjo el primer ¿por qué? fueron la pérdida de la inocencia en el mismo Edén, la guerra de las pasiones implacables, la ruina de muchas almas, los males de la vida. La historia del ¿por qué? es larga, basta decirte que no hay mal en el mundo que no tenga la marca del ¿por qué? El ¿por qué? es destrucción de la sabiduría divina en la almas. ¿Y sabes tú dónde será sepultado el por qué? En el Infierno, para dejar a todos los condenados intranquilos eternamente, sin darles jamás paz. El arte del ¿por qué? es hacer la guerra a las almas sin jamás darles tregua”.
“Tú que tanto me querías contigo, ¿qué cosa quieres, qué te importa más?”Y yo: “Señor, nada quiero, lo que más me importa eres sólo Tú”. Y Él ha repetido: “Cómo, ¿no quieres nada? Pídeme cualquier cosa, la santidad, mi gracia, las virtudes, que Yo todo te puedo dar”. Y yo de nuevo he dicho: “Nada, nada, te quiero sólo a Ti y lo que quieres Tú”. Y de nuevo ha agregado: “¿Entonces no quieres nada más? ¿Yo solo te basto? ¿Tus deseos no tienen otra vida en ti que Yo sólo? Entonces toda tu confianza debe estar sólo en Mí, y a pesar de que no quieres nada obtendrás todo”. Y sin darme más tiempo, como relámpago ha desaparecido. Entonces yo he quedado muy disgustada, especialmente porque por cuanto más lo llamaba, no regresaba, y pensaba entre mí: “Yo no quiero nada, no pienso, no me ocupo sino solamente de Él, y Él parece que no se interesa de mí, no sé como su buen corazón puede llegar a tanto”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
“Amada mía, no quieras turbar mi reposo, ¿No me has dicho que tú quieres sufrir en lugar mío, y que quieres sufrir en tu humanidad todo lo que Yo debía sufrir en la mía si estuviera viviente, intentando reconfortar mis miembros sufrientes con tus sufrimientos, sufriendo tu para dejarme libre? Por eso mientras tú sufres Yo reposo”.
“Hija mía, el verdadero nombre de esta fiesta, debería ser: ‘La fiesta de la Divina Voluntad’. Fue la voluntad humana la que cerró el Cielo, que destrozó los vínculos con su Creador, la que hizo salir todas las miserias, el dolor, y que puso término a las fiestas que la criatura debía gozar en el Cielo. Ahora, esta criatura, Reina de todos, con hacer siempre y en todo la Voluntad del Eterno, es más, se puede decir que su vida fue sólo la Voluntad Divina, abrió el Cielo, se vinculó con el Eterno e hizo volver las fiestas en el Cielo con la criatura”.
“Hija mía, quien mucho habla es señal de que está vacío en su interior, mientras que quien está lleno de Dios, encontrando más gusto en su interior no quiere perder aquel gusto, le cuesta trabajo hablar y sólo por necesidad habla, y aun hablando no se aparta jamás de su interior, y trata, por cuanto está en él, de imprimir en los otros lo que siente en sí. Mientras que quien mucho habla no sólo está vacío de Dios, sino que con su mucho hablar trata de vaciar de Dios a los demás”.
“Hija mía, si quieres estar siempre transformada en Mí, más bien, ser una sola cosa Conmigo, ámame siempre y mantendrás la transformación Conmigo, porque el amor es fuego, y cualquier leño que se arroja en el fuego, pequeño o grande, verde o seco, todos toman la forma de fuego y se convierten en el mismo fuego, y después que estos leños han quedado quemados, no se discierne más cuál era un leño y cuál el otro, ni el verde ni el seco, no se ve otra cosa que fuego, así el alma cuando no cesa jamás de amarme. El amor es fuego que transforma en Dios, el amor une, sus llamas invisten todas las obras humanas y les da la forma de las obras divinas”.
“Hija mía, los conocimientos sobre mi Querer Divino son caminos que pueden conducir a las criaturas a los brazos de luz de mi Fiat Divino. Los conocimientos son semillas, y está semilla hace nacer el principio de la Vida de mi Divina Voluntad en la criatura; los conocimientos, cada uno de los cuales será como sorbos de vida, que formarán en la criatura la maduración de esta Vida Divina”.
“Hija mía, ¿por qué te ocupas en pensamientos inútiles y en cosas que no existen? Debes saber que hay tres títulos ante Mí que como tres cuerdas me atan por todas partes y me estrechan más íntimamente a ti, de modo que no puedo dejarte, y son: Sufrimientos asiduos, reparación perpetua, amor perseverante. Si tú como criatura eres continua en esto, ¿tal vez el Creador será menos que la criatura? ¿O se dejará vencer por ella? Esto no es posible”.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 12, 32-48
Amado Jesús mío, me fundo en tu Querer Divino, y como si fuera mío lo llevo al alma de todas las criaturas para que fundidas en Ti vivan en la Divina Voluntad porque donde está el tesoro de las criaturas está el Corazón del Reino del Tercer Fiat. Tenemos que ser como ese siervo pendiente de cuándo llegará el Amo, para encerrar todos nuestros actos en el Divino Querer y no dejar escapar ni uno solo para darle toda la correspondencia de amor y el deber de Justicia debido, no al final de nuestra vida, sino en cada movimiento natural y espiritual, porque al que mucho se nos ha confiado a través de las verdades divinas mucho se nos exigirá en amor y obras divinas. Te amo, te adoro, te bendigo y te agradezco por mí y por todos.
“Hija mía, el vivir en mi Querer Divino es la llamada a todos los actos de las criaturas en la unidad de Ella. Todo ha salido de dentro de su unidad, de nuestro acto único que da vida a todos los actos, por eso es derecho nuestro, de justicia, que todo nos regrese para reconocer de dónde ha salido. El reconocer de dónde viene un acto, quién es el que hace salir a vida a tantos actos, en qué modo y cómo, es el más bello homenaje a nuestra potencia y sabiduría, que con un solo acto es vida de todos los actos. Y sólo quién vive en mi Fiat, abrazando todo junto con Él, toma como en un puño todo, y encerrando todo en aquel Querer en el cual vive, sube a nuestra unidad para traernos todo, y darnos los verdaderos homenajes de todos los efectos de nuestro único acto”.
“Para estrecharte más íntimamente Conmigo, hasta llegar a perder tu ser en Mí, así como Yo me transfundo en el tuyo, debes en todo tomar lo que es mío y en todo dejar lo que es tuyo; de modo que si tú piensas siempre en cosas santas y que se refieren solamente al bien, al honor y a la gloria de Dios, dejas tu mente y tomas la divina; si hablas, si obras bien y sólo por amor de Dios, dejas tu boca, tus manos y tomas mi boca y mis manos; si caminas los caminos santos y rectos, caminarás con mis mismos pies; si tu corazón me ama sólo a Mí, dejarás tu corazón y tomarás el mío y me amarás con mi mismo amor, y así de todo lo demás, así que tú quedarás revestida de todas mis cosas, y Yo de todas las cosas tuyas. ¿Puede haber una unión más estrecha que ésta? Si el alma llega a no reconocerse más a sí misma, sino al Ser Divino en ella, estos son los frutos de las buenas comuniones, y ésta es la finalidad divina al quererse dar en comunión a las almas, pero cuánto queda frustrado mi amor, y qué pocos frutos recogen las almas de este sacramento, hasta quedar la mayor parte indiferentes y aun nauseados de este alimento divino”.
Así que el hacernos hablar es el más grande bien que se pueda hacer a las criaturas, y nuestro amor correspondido y el dar Vida Divina a las criaturas es la más grande gloria que podemos recibir. ¿Qué cosa no puede hacer una palabra nuestra? Todo, y quien está dispuesto a escucharla, se puede decir que da vida a nuestra palabra, porque Nosotros jamás hablamos si no encontramos quién quiera escucharnos. Por eso, quien nos escucha nos ama tanto, que sentimos como si nos quisiera dar vida en medio a las criaturas, y Nosotros le damos nuestra Vida a su disposición. Por eso sé atenta a escucharnos, haznos desahogar en amor, porque muchas veces cuando no tenemos con quien hacer estos desahogos de amor, justamente se convierten en justicia”.
“El alma mientras reposa en mi Voluntad está siempre pegada a mi boca, y de ella absorbe en si misma la Vida Divina, formando de Ella su alimento continuo. La Voluntad de Dios es el paraíso del alma en la tierra, y el alma que hace la Voluntad de Dios viene a formar el paraíso a Dios sobre la tierra”.
“Hija, estoy buscando el pincel de tu voluntad para poder pintar mi imagen en tu corazón, porque si no me das tu voluntad me falta el pincel para poder pintarme libremente en ti, y así como la voluntad me sirve de pincel en mis manos, así el amor me sirve de pintura para poder imprimir la variedad de los colores de mi imagen. Además de esto, así como la voluntad humana me sirve de pincel, así mi Voluntad sirve de pincel en manos del alma para pintar su imagen en mi corazón, y en Mí encontrará abundante tinta de amor para la variedad de los colores”.
“Hija mía, cuando se trata de pecado voluntario, entonces se requiere el dolor, pero cuando se trata de imperfecciones, de debilidades, de frialdades y otras cosas, y que el alma no ha puesto nada de lo suyo, entonces basta un acto de perfecta resignación, y se tiene necesidad también de este estado para quedar purgado, porque el alma al hacer este acto primero se encuentra con la Voluntad Divina que purga la voluntad humana y la embellece con sus cualidades, y después se funde conmigo”.
Evangelio según San Lucas 12, 13-21 – Volumen 11 Septiembre 2, 1912
Y Jesús: “Hija mía, no puedo dejarte porque tú no haces ninguna reflexión sobre de ti misma, ni tomas ningún cuidado de ti; las reflexiones, los cuidados personales aun sobre el bien, para quien me ama de verdad son tantos vacíos que forma al amor, por lo tanto mi Vida no llena toda, toda el alma, estoy como al margen, en un rincón y me dan así ocasión de darme mis escapadas; en cambio quien no es llevado a las reflexiones de los cuidados propios, y piensa sólo en amarme, y toma cuidado sólo de Mí, Yo lo lleno todo, no hay punto de su vida en que no encuentre la mía, y queriendo darme mis escapadas debería destruirme a Mí mismo, lo cual no puede ser jamás”.
«Mi Divina Voluntad es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojos, es oído sin orejas, es obra sin manos, es paso sin pies, y por eso el alma que vive en mi Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella se restringe para encerrarse en la criatura, mientras permanece inmensa, y victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo, donde late, respira, habla, obra y camina».
“Dime querido mío, ¿qué cosa hace el Padre?” Y Él: “Hace una sola cosa Conmigo; así que lo que hace el Padre hago Yo”. Entonces yo he agregado: “¿Y con los santos qué cosa haces?” Y Él: “Darme continuamente, así que Yo soy vida de ellos, gozo, felicidad, bien inmenso, sin término y sin confines. De Mí están llenos, en Mí todo encuentran, Yo soy todo para ellos, y ellos son todos para Mí”. “Hija mía, también a ti me doy continuamente, ahora personalmente, ahora con la Gracia, ahora con la luz, y en tantos otros modos. Y además, ¿quién te dice que no te amo tanto, tanto?”
«Hija mía, tú debes saber que los actos hechos en mi Divina Voluntad son imperecederos e inseparables de Dios, y permanecen como continuo recuerdo de que el alma ha tenido el bien de obrar junto con una Voluntad Divina, y que Dios ha tenido junto con Él a la criatura para hacerla obrar con su misma Divina Voluntad».
“Hija mía, la confianza en Mí es la pequeña nube de luz en la cual queda el alma tan envuelta, que le hace desaparecer todos los temores, todas las dudas, todas las debilidades, porque la confianza en Mí no sólo le forma esta pequeña nube de luz que la envuelve toda, sino que la nutre con alimentos contrarios, que tienen la virtud de disipar todos los temores, dudas y debilidades. En efecto, la confianza en Mí disipa el temor y nutre al alma de puro amor, disipa las dudas y le da la certeza, quita la debilidad y le da la fortaleza, es más, la hace tan atrevida Conmigo, que se aferra a mis pechos y chupa, chupa y se nutre, no quiere otro alimento, y si ve que chupando no recibe nada, y esto lo permito para ejercitarla en la más alta confianza, ella ni se cansa ni se separa de mi pecho, más bien chupa más fuerte, golpea la cabeza en mi pecho, y Yo complacido la hago hacer. Así que el alma que verdaderamente confía en Mí es mi sonrisa y mi complacencia, quien confía en Mí me ama, me estima, me cree rico, potente, inmenso; en cambio, quien desconfía, no me ama en verdad, me deshonra, me cree pobre, impotente, pequeño, ¡qué afrenta a mi bondad!”
“Hija mía, la virtud que triunfa sobre todo, que conquista todo, que allana todo, que endulza todo, es la Voluntad de Dios, porque ésta contiene tal potencia que no hay cosa que pueda resistirle”. Mientras esto decía aparecía ante mí un camino todo lleno de piedras, de espinas y de montes escarpados. Todo esto, puesto en la Voluntad de Dios, con su potencia las piedras quedaban pulverizadas, las espinas cambiadas en flores y los montes allanados, así que en la Voluntad de Dios todas las cosas tienen un solo aspecto, todas toman el mismo color. ¡Sea siempre bendita su Santísima Voluntad!”
“Hija mía, todas las cosas tienen origen en la fe. Quien es fuerte en la fe es fuerte en el sufrir, la fe hace encontrar a Dios en cada lugar, hace que se descubra en cada acción, lo toca en cada movimiento, y cada nueva ocasión que se presenta es una nueva revelación divina que recibe. Por eso sé fuerte en la fe, porque si estás fuerte en ella en todos los estados y vicisitudes, la fe te suministrará la fuerza y te hará estar siempre unida con Dios”.
Evangelio según San Lucas Lc. 11, 1-13 – Lectura de Libro de Cielo Vol. 15, Mayo 2, 1923
«Cuando mi Fiat Voluntas Tua tenga su cumplimiento como en el Cielo así en la tierra, entonces vendrá el pleno cumplimiento de la segunda parte del Pater Noster, esto es: ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Yo decía, Padre nuestro, a nombre de todos te pido tres clases de pan cada día, el pan de tu Voluntad si no es dado este pan de tu Voluntad no podré jamás recibir todos los frutos de mi Vida Sacramental, que es el segundo pan que todos los días te pedimos; ¡oh! cómo se encuentra mal mi Vida Sacramental porque el pan de tu Voluntad no los alimenta, más bien encuentra el pan corrupto de la voluntad humana. Después pedía el tercer pan, es decir el material.»
Volumen 18 – Noviembre 5, 1925 “Hija mía, con tu vuelo en mi Voluntad ponte en todos los Sacramentos instituidos por Mí, desciende en el fondo de ellos para darme tu pequeña correspondencia de amor. ¡Oh! Cuántas lágrimas mías secretas encontrarás en ellos, cuántos suspiros amargos, cuántos gemidos ahogados del Espíritu Santo, su gemido es continuo por las tantas desilusiones de nuestro amor”.
«Hija mía, el verdadero amor no sabe hacer nada, ni sufrir, si no hace partícipe a aquella que me ama; cómo es dulce la compañía de las personas queridas en las penas, su compañía me mitiga las penas y me siento como si me dieran de nuevo la vida, y sentirme dar de nuevo la vida por vía de penas es el amor más grande que Yo encuentro en la criatura, y Yo le doy de nuevo mi Vida en correspondencia».
“Estaba meditando en el momento cuando la Reina Mamá daba la leche al niño Jesús y decía entre mí: “¿Qué podía pasar entre la Mamá Santísima y el pequeño Jesús en este acto?”… Hija mía unido a la leche chupaba el amor de su corazón, y era más amor… oía decirme: “Te amo, te amo, ¡oh, Hijo!”. Yo le repetía a Ella: “Te amo, te amo, ¡oh, Mamá!”. Y no era Yo solo el que lo decía, a mi te amo, el Padre y el Espíritu Santo, la Creación toda, los ángeles, los santos, las estrellas, el sol, las gotas de agua, las plantas, las flores, los granitos de arena, todos los elementos corrían junto a mi te amo y repetían: “Te amamos, te amamos oh Madre de nuestro Dios en el amor de nuestro Creador””.
“Cuánta ruina, y la causa de todo esto es únicamente el pecado, y el hombre no quiere rendirse, parece que se ha puesto contra Dios, y Dios armará los elementos en contra del hombre, el agua, el fuego, el viento y tantas otras cosas, y éstos harán morir a muchísimos. ¡Que espanto, que horror! Me sentía morir al ver todas estas escenas dolorosas, hubiera querido sufrir cualquier cosa para aplacar al Señor. Entonces Él se ha hecho ver, pero ¿quién puede decir cómo? Le he dicho alguna cosa para aplacarlo, pero no me prestaba atención y después me ha dicho: “Hija mía, no encuentro ya donde reposar en mi creación. Hazme reposar en ti y tu repósate en Mi y calla”.
“Y Él: “Quiero enseñarte el modo como debes estar Conmigo: Primero, debes entrar dentro de Mí y transformarte en Mí, y tomar lo que encuentres en Mí. Segundo, cuando te hayas llenado toda de Mí, sal fuera y obra junto Conmigo, como si Yo y tú fuéramos una sola cosa, de modo que si me muevo Yo, muévete tú; si pienso, piensa tú en la misma cosa pensada por Mí, en suma, cualquier cosa que haga Yo la harás tú. Tercero, con esto que hemos obrado juntos, aléjate por un instante de Mí y ve en medio de las criaturas, dando a todos y a cada uno todo lo que hemos obrado juntos, esto es dando a cada uno mi Vida Divina, regresando rápidamente en Mí para darme a nombre de todos toda aquella gloria que deberían darme, rogando, excusándolas, reparando, amando; ¡ah! sí, ámame por todos, sáciame de amor; en Mí no hay pasiones, pero si pudiera tener alguna pasión, la sola y única pasión sería el amor. Pero el amor en Mí es más que pasión, es mi Vida, y si las pasiones se pueden destruir, la vida no. Ve en qué necesidad de ser amado me encuentro, por eso ámame, ámame””.
“Hija mía, entre tantos títulos que tiene la cruz, tiene el título de un día festivo, porque cuando se recibe un don, ¿qué cosa sucede? Se hace fiesta, se goza, se está más alegre; ahora, la cruz siendo el don más precioso, más noble y hecho por la persona más grande y única que existe, resulta más agradable y lleva más fiesta, más gozo que todos los otros dones. Entonces, tú misma puedes decir qué otros títulos se puede dar a la cruz”.
Evangelio según San Lucas Lc. 10, 38-42 – Lectura de Libro de Cielo Vol. 11, septiembre 2 de 1912
Las reflexiones, las preocupaciones sobre sí mismo, aun sobre el bien, para quien ama a Dios son tantos vacíos que forman al amor.
Dice Jesús: “Hija mía, no puedo dejarte porque tú no haces ninguna reflexión sobre de ti misma, ni tomas ningún cuidado de ti; las reflexiones, los cuidados personales aun sobre el bien, para quien me ama de verdad son tantos vacíos que forma al amor, por lo tanto mi Vida no llena toda, toda el alma, estoy como al margen, en un rincón y me dan así ocasión de darme mis escapadas; en cambio quien no es llevado a las reflexiones de los cuidados propios, y piensa sólo en amarme, y toma cuidado sólo de Mí, Yo lo lleno todo, no hay punto de su vida en que no encuentre la mía, y queriendo darme mis escapadas debería destruirme a Mí mismo, lo cual no puede ser jamás. Si supieran las almas el mal que hacen las reflexiones propias, encorvan al alma, la abajan, la hacen tener el rostro vuelto hacia sí mismas, y mientras más se miran más humanas se vuelven, más reflexionan, más sienten las miserias y más empobrecen, en cambio el solo pensamiento de Mí, en amarme, en estarse toda abandonada en Mí, hace recta al alma, y con tener el rostro dirigido a mirarme sólo a Mí, se elevan y crecen; más me miran más divinas se hacen, mientras más reflexionan sobre Mí más se sienten ricas, fuertes y valerosas”.
Volumen 16 – Abril 28, 1926 “Hija mía, tú te equivocas, no fue uno el máximo sacrificio de mi Mamá, sino fueron tales y tantos, por cuántos dolores, penas, circunstancias y encuentros fue expuesta su existencia y la mía; las penas en Ella siempre eran duplicadas, porque mis penas eran más que penas suyas, y además mi Sabiduría no cambió nunca dirección con mi Mamá, en cada pena que debía tocarle Yo le preguntaba siempre si quería aceptarlas, para oírme repetir por Ella aquel Fiat en cada pena, en cada circunstancia y aún en cada latido”.
«Hija mía, ¿ qué hago con tus penas sin tu voluntad ? No tengo qué hacer con ellas, ni podrán servirme para desarmar a la Divina Justicia, ni para aplacar mi justo enojo, porque lo más bello y precioso que tiene la criatura es la voluntad, ella es el oro, todo el resto de ella son cosas superficiales, cosas sin sustancia, y las mismas penas sin valor. En cambio si corre el hilo de oro de la voluntad espontánea en las penas, tiene virtud de cambiarlas en oro purísimo, dignas de Aquél que todo sufrió voluntariamente, e incluso la misma muerte por amor de las criaturas».
“Hija mía, mi Madre salió el día de mi Pasión sólo para poder encontrar y aliviar a su Hijo. Así el alma verdaderamente amante, en todo su obrar, su intención es únicamente la de encontrar a su querido amado y aliviarlo del peso de la cruz, y como la vida humana es una continua actitud de acciones, sea internas o externas, el alma no hace otra cosa que continuos encuentros con su amado; ¿y solamente lo encontrará? No, no, lo saludará, lo abrazará, lo besará, lo consuela, lo ama, y aunque sea con una sola palabrita que le diga de prisa, Él quedará satisfecho y contento”.